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"La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras." - Jean Jacques Rousseau

domingo, 14 de julio de 2013

Capítulo 7

La mañana siguiente continuó gris, ya seca, pero sin asomo de sol. El nuevo ya estaba listo cuando despertó. Se levantó con la rapidez con la que salía del salón de clases y se metió a la ducha que por suerte estaba vacía. Se alistó y salió, esperando que aún estuviese a tiempo de llegar al desayuno. Luis notó que el nuevo estaba aún ahí, sentado en la silla del escritorio pegado a su cama y con el mismo libro de la noche anterior entre las manos.
Miró el reloj, eran las seis treinta.
--Qué rayos…--dijo en un susurró y después se dirigió al nuevo--¿Oye qué crees que haces, desde que hora te levantaste?
--Mmmm no lo sé, creo que a la seis—dijo el otro chico indiferente, sin despegar la mirada de su libro.
¿Estaba loco? Maldito compañero de cuarto que tenía que llegar y sus malditas manías de levantarse temprano.
Luis se tumbó en la cama hundiendo la cara contra la almohada y murmuró algo incomprensible.
--¿Qué dices?—inquiero el nuevo.
Luis despegó en la cama y repitió lo que había dicho
--¿Por qué rayos te levantas a esa hora cuando nos despiertan a las siete?
El nuevo dejó su lectura por un segundo, lanzándole una rápida mirada a Luis y alzando los hombros con indiferencia.
--No me gusta compartir baño, así que me ducho antes de que los otros entren.
--¿Qué?--inquirió desconcertado--no te va a pasar nada, ni te vas a contagiar algo.
--No me gusta—replicó el nuevo.
--Estás loco.
El nuevo no se inmutó para nada.
"Pero si es un creído" pensó. Y de paso, se notaba que era un bicho raro. Con esa mirada tan indiferente y su todo de voz lacónico. No iba a aguantarlo, no iba a aguantarlo.
Luis se quedó acostado unos cinco minutos pero sabía que le sería imposible volver a dormir. Una vez que se levantaba, por más cansado que estuviese, podía pasar medio día dando vueltas en el colchón tratando de conciliar el sueño y no lo lograría.
No le gustaba para nada aquél chico, aunque no tenía idea de porque. Desde el comienzo le pareció insoportable. Era el mismo que había dicho “El Mackenzie”. Ya desde ese momento supo que con él habría mala leche y no planeaba juntarse mucho con ese chico, y ahora resultaba que era su compañero, después de tres noches siendo el rey del cuarto.
Pensó en Anthony, el chico con quien había compartido cuarto la primera vez que asistió al campamento. Habían llegado juntos al campus, el venía de Argentina y hablaba muy chistoso, sobre todo cuando se emocionaba, entonces Luis casi no entendía con tantos "Oshe, tío pero como mola y mirá que sho soy dificil de flipar, ché". Anthony le había caído bien desde el principio. Cuando se fueron se pasaron sus correos y a veces se conectaban para jugar Halo o cochecitos, o sea, a pesar de la distancia, todavía eran amigos.

También recordó al Kamikaze. En realidad no se llamaba así, era un coreano que tenía un nombre tan corto que no valía la pena gastar saliva en él. A pesar de que ninguno de los dos hablaba bien inglés en ese entonces, el Kamikaze traía un montón de chucherías tecnológicas que nunca había visto en México y como podía, le explicaba a Luis como usarlas, jugando juntos hasta muy tarde.
Pero este nuevo le pateaba el hígado con sus aires de sabio.
--¿Cómo te llamas?—le preguntó el chico nuevo dejando su libro aparte. 
Lo miró con esos ojos azules que a Luis le recordaban dos gotas de agua congeladas y le dedicó una leve sonrisa, desconcertándolo, pues esperaba que el sentimiento de odio fuera mutuo. 
Tardó un poco en contestar hasta que reaccionó.
--Arturo…Luis…Me llamo LuisArturoFlorescanoMelle—dijo tal y cómo su madre le había enseñado desde pequeño. No es que le gustara ir por ahí diciendo su nombre completo, de hecho le parecía estúpido, pero no podía evitarlo. Siempre le decían que debía ser educado y presentarse como Dios manda y si no lo hacía, su madre le lanzaba una mirada y le obligaba  a repetirlo todo, y si se trataba de conocer a un adulto debía decir "Luis Arturo Florescano Melle, a sus ordenes". Y pese a que ya hacía mucho de eso, no podía evitar contestar así.
--Soy Iván—dijo el otro, intentando no reír por la forma de contestar de su compañero.
--Iván ¿qué?—preguntó Luis cómo si Iván cometiese la peor falta de educación al no presentarse con el apellido completo.
El chico alzó los hombros con indiferencia y no dijo nada. Luis esperó a que contestara pero al no encontrar respuesta repitió la frase que su mamá siempre decía cuando el olvidaba presentarse correctamente:
--¿Qué no tienes padre ni madre?
Iván solo sé que quedó mirándolo sin decir nada.
Era el chico más simple que Luis había conocido en su vida y a la vez, el más raro. 
--Bueno ¿eres huérfano?--dijo, a pesar de saber que una pregunta así era de mala educación.
--No—el chico se levantó de su asiento y se recostó en su cama, hundiendo la cara en el cojín, de la misma forma en que Luis lo había hecho hacía unos momentos.
--¿Y no tienes otro nombre?—insistió Luis, intentando saber cualquier otra cosa sobre ese chico, más por curiosidad que porque en serio le importara.
--No—contestó lacónico, sofocando sus palabras con la almohada.
Era imposible hablar con él. Bueno, mejor así, no tenía ganas de intentar llevar una conversación con alguien que no se esforzaba por seguirla.
Finalmente el sol había comenzado a salir tímidamente tras las nubes grises que habían cubierto el cielo dos días seguidos. Luis deseo que el tiempo no volviera a ponerse así de malo, o su salida de picnic en unos días se arruinaría.
--Oye—dijo Iván, distrayendo a Luis de sus pensamientos meteorológicos
--¿Qué?—“no se dice qué, se dice mande”. A Iván no pareció molestarle, ni siquiera pareció darse cuenta, de con qué palabra le habían contestado.
--Tienes un nombre muy largo.
Siempre tenían que recordarle eso.

3 comentarios:

  1. Ha estado bien. Tengo ganas de seguir leyendo ^^
    Un beso.

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  2. Me gusta, se les ve diferentes, tengo ganas de leer más :)
    Un beso

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  3. Muy buen capítulo, me encantó conocer un poco más a Iván, y por más que Luis piense que su compañero de cuarto es raro, hay que admitir que el mismo Luis también lo es xD. No puedo esperar a ver cómo se desarrolla la relación entre ambos :).
    Lo único que sí, y no es que me haya ofendido pero lo encontré incorrecto, siendo argentina, no se diría "Oshe, tío pero como mola y mirá que sho soy dificil de flipar, ché". De hecho, no se usa ni "oye" ni "mola" y mucho menos "flipa", en lo más mínimo. Son modismos completamente ajenos a los nuestros. En todo caso, un argentino diría "Ché, pibe, qué grosso, y mirá que soy difícil de impresionar, eh" o algo por el estilo. También sería raro que se llamase Anthony, pero he de suponer que se llamaba Antonio y Luis le decía así. Sólo eso, que conviene buscar un poco más al usar modismos de otros lugares ^^.

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