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"La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras." - Jean Jacques Rousseau

domingo, 23 de junio de 2013

Capítulo 3

         Ese año había una nueva directora en el Victoria Language Camp, pero a Luis no le importó que no fuese Judy—la de años anteriores—porque ésta estaba mucho más guapa.
Judy era más bien flaca y de ojos enormes, con dientes como de conejo y unas manos huesudas que parecían iban a romperse con sólo darle una apretón al saludarla, y unas uñas largas, como garras de buitre que seguro te podía clavar en la piel y hacerte sangrar.
        
         La directora nueva tenía unos ojos grandes y oscuros--pero no enormes, como los de Judy--una nariz afilada y recta al estilo de los romanos, cabello castaño que le caía alrededor de su perfilada cara aceitunada, unos labios rosáceos, ni muy grueso, ni muy delgados y unos pómulos altos y sonrosados que invitaban a charlar con ella. Llevaba una gorra roja puesta de lado que la hacía ver más guapa aún, con una sonrisa desenfada que le hizo creer a Luis que podía estarla mirando por horas y horas sin cansarse.
        
         Se llamaba Jenny--¿por qué siempre tenían nombres con J?--muy mona y amistosa, con una voz franca y llena de vida que le dio la bienvenida, le pidió su nombre completo y le explico la rutina que seguiría a partir del día siguiente: Los iban a despertar a las siete, desayunaban a las ocho, iban de paseo, regresaban al campus a comer, clases, horas libres y de regreso a dormir.
Sí, le contaría a Santiago que buena estaba su directora y se arrepentiría de haber preferido irse a España ese año.

        Le dieron la llave de su cuarto y le recogieron algunas cosas de valor que estaban prohibidas en el campus, se las otorgarían hasta el día de partir a casa, aunque Luis logró esconder su iPod dentro del pantalón, pues no iba a aguantar tantos días sin poder escuchar algo de música antes de dormir. Lo ayudaron con las maletas y lo dirigieron al comedor en donde le habían preparado una cena sólo para él.           Únicamente en casos de recién llegados hacían excepciones respecto al horario de las comidas. Era de lo más agradable tener para uno sólo tanto espacio en donde poder extenderse. Aunque ¿qué tenía el que extender? Nada, pero aún así.

         En época de clases el Victoria Language Camp era el campus de una universidad normal, pero en vacaciones, cientos de niños que podían venir de cualquier parte del mundo iban a quedarse ahí a aprender inglés y conocer la ciudad. La mayoría eran españoles, latinos y asiáticos, de vez en cuando había algún ruso o un alemán, aunque eran los menos. 
Había 8 edificios, 5 de ellos eran viejos, cómo estilo victorianos y parecían salidos de algún cuento de hadas, eran como pequeños castillos individuales. Los otros tres los habían construido no hacía mucho y tenían fachadas más aburridas y planas, como cualquier edificio común.

        Estaban separados por extensiones de  pasto de 7 metros aproximadamente, bueno, al menos eso calculaba Luis. Era un distancia retirada,  la primera vez que había estado ahí y no estaba familiariazado con el lugar se había perdido de camino a su dormitorio, cuando había salido de clases. Tres de los edificios eran de dormitorios: Los edificio A y B, era antiguos y de habitaciones compartidas, el C era más reciente y de habitaciones individuales, otro era el de la Dirección; otros tres, de salones de clase y el comedor, que era más bien un galerón enorme con filas de mesas de unos cuantos metros de largo, una barra en medio con ensaladas y cereales, una especie de escenario de apenas cincuenta centímetros de alto en donde había una mesa y un piano y detrás, la cocina. A la salida o entrada, según se le viera, había otra barra en donde dos cocinaras rusas servían la comida. Eran las mismas desde la primera vez que había visitado el campus, y probablemente llevaban años alimentando a los chicos que cada verano pasaban sus vacaciones en el Language Camp. El comedor era el mejor sitio de todo el lugar, aunque la comida no era muy buena y siempre era el mismo desayuno—huevos y jamón y hot cakes o huevos y jamón y waffles, o huevos, salchichas y waffles o hot cakes.—era enorme, era casi una réplica exacta del comedor de Hogwarts, excepto sin el techo mágico.

        Frente del campus había un parque grandísimo—que era el segundo mejor lugar en el campus, aunque no fuera propiamente parte de éste--y en el parque, una colina y detrás de la colina no había nada- Por eso, no les dejaban ir ahí después de que oscurecía. 
Luis siempre se preguntaba que podía haber ahí detrás. ‘Nada’ no podía ser lo que había, forzosamente debía encontrarse con ‘algo’ , ya fuese aburrido o interesante. 
'Nada' era lo que su madre le contestaba cuando le preguntaba si algo pasaba, 'nada' era lo que le respondía  Santiago cuando le preguntaba por algo que no entendía. Siempre debía haber algo, aunque no supiera qué era. 
Cada vez que miraba al horizonte, la duda le carcomía, al mirar como ante sus ojos se levantaba ese montículo de pasto que sin duda dabía dar con algún lugar. Antes había querido explorar, pero el trecho de un lado a otro era bastante largo y jamás había avanzaba más de la mitad. Era lo que intentaba cada verano, aunque nunca había éxito en aquella empresa.

        Después de cenar un buen trozo de pizza, caliente y con el queso derretido,  le llevaron a su cuarto, en el edificio B. Era espacioso y al ser compartido había doble de todo: cama, armario, cómoda, escritorio y lámparas. Se preguntó quién sería su compañero. No era exigente, ya le había tocado otras veces compartir, sólo esperaba que fuese un chico limpio y que le molestara o intentara meterse con él.

         Había sido un día muy largo y cansado que llegaba a su fin. En cuánto su cuerpo se puso en contacto con el colchón, se percató de lo exhausto que estaba. Comenzó a llover y las gotitas repiqueteaban en la ventana, llegaba a sus oídos el eco que hacían al tocar el piso y penetrar la tierra. Se dejó llevar por ese sonido arrullador, por las hojas de los árboles que el viento movía y hacía chocar con el edificio. Imagino lo frío que estaba afuera y lo resguardado que él se encontraba bajo esa manta de lino y esas sábanas blancas que olían a estar recién sacadas de la lavandería. Sin mucho esfuerzo, el sueño pronto lo atrapó. 

9 comentarios:

  1. ¡Me encantó el capítulo, debido a cantidad de razones! Empezando por el principio:
    *repito que me encanta leer la forma en la que Luis ve las cosas. Me morí por la forma en la que habló de la antigua y la nueva directora del lugar. Y sí, a puesto a que su hermano se va a querer matar cuando se entere xD.
    *me fascinaron las descripciones del lugar. Me va a costar un poco hacerme un mapa mental del campus: mi memoria es poca y la información es mucha, pero conforme avance la historia ya me voy a acostumbrar. Ahora, con todo ese espacio y libertad, ¿quién no quiere ir a ese campus? ¡Ah, y yo quiero esos desayunos que nombró! ¡Qué rico, me diste ganas de comer algo! xD.
    *Me pregunto qué habría donde supuestamente no hay "nada"... No sé si habrá algo demasiado... demasiado, pero como Luis tiene once y la historia está escrita casi desde su punto de vista, apuesto a que se va a leer como algo maravilloso, no sé si me expreso bien.
    *Por último, supongo que es obvio que su compañero va a ser Iván, pero no puedo evitar preguntarme cómo va a ser este chico. Ya quiero sorprenderme :) ¿Será uno de los pocos rusos que van? Digo, por el nombre.
    Seguí así que, por lo menos para mí, tu historia enamora <3.

    ¿Te puedo pedir algo? ¿Sacarías la comprobación de palabras (que se hace desde la configuración del blog en el escritorio) para los comentarios? Sería mucho más cómodo comentar, gracias :).

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    1. Eres un cielo! <3 en serio, este tipo de comentarios como alegran y dan ganas de continuar escribiendo. Ya llevo creo que siete capitulos y aquí los voy subiendo de apoco, pero no había subido hasta ahora, no sé creí que nadie leía :')
      bueno, ya me puse sentimental. Por cierto, te sigo! me gustó mucho tu pequeño post de 200 años antes jeje, un beso :D

      p.d. ya quite la comprobación de palabras! según yo la había desactivado desde que inicie el blog, pero ya vez.

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  2. La verdad es que me encantan todas las descripciones del texto y la manera en la que narras hace que sea agradable leer el texto^^ Es decir, no se me hace nada pesado leerlo.

    Un beso grande :)

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  3. Me encanta cómo has descrito todo el campus, son maravillosas =)

    Como siempre, gracias por pasarte por mi blog, y ya estoy deseando de que llegue el compañero de Luis! ^^

    Un beso!

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    1. muchas gracias por los animos linda, en unos capitulos más lo conocen ;D
      besos

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  4. ¡Me encanta el cambio que le has dado a tu blog! Sin duda ha mejorado mucho, ¡enhorabuena! ♥

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  5. te sigo! y que te digo me encantaaa!!♥

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  6. Hola! Intentare ser original, más creo que todo lo que iba a decirte ya te han dicho. En primer lugar, me han encantado las descripciones con ese toque humorístico e inocente que posee Luis. Todas tus palabras crearon imagenes y sonidos concisos, por lo que fue una delicia leerte. Y me encantó como cerraste el capítulo, sin contar que amo el sonido de la lluvia. Estoy curiosa por leer más de las aventuras de Luis, y gracias a ti me he contagiado de su curiosidad por saber que hay más allá de la colina. Muchísimas felicidades, escribes hermoso, y gracias por compartir esta historia, que ha despertado mucha nostalgia en mí. ¡Hasta pronto!

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